Una mirada hacia la llamada enfermedad

La vida suele darnos presentes bonitos donde las cosas van bien en todos los aspectos de nuestra vida pero tambien nos muestra la otra cara de la moneda cuando entramos en tiempos de dificultad; no tan agradables como es el desempleo, la aparición de la enfermedad en uno o en algún integrante de la familia que debe combatir con cierta patología que lo afecta; en estos casos suele darse momentos en donde los familiares tienen que cuidar a su paciente en la clínica y deben acostumbrase a esa atmosfera que no es fácil y a ver a su ser querido entre enfermeras, inyecciones, medicamentos, médicos y para el mismo paciente resulta tedioso y complejo el hecho de verse enfermo y no valerse por sí mismo en ese instante así que puede que necesite de apoyo físico y emocional. 

  Para una persona tener un cuerpo que se encuentra adolorido y enfermo puede ser deprimente por ende se requiere que tanto el mismo enfermo como su cuidador tenga esperanza y fe positiva `para que la negatividad que puede ser normal en estos casos y por el entorno no empañe el progreso del paciente; me ha pasado que cuando me siento con dolor trato de no encerrarme en mi cuarto ni acostarme porque puede que me sienta más mal; puedo meditar tratar de tomarme algo; no hacer tanto esfuerzo, tomarme una sopa caliente para sudar si es un resfriado o cualquier otro virus que invada este bello cuerpo porque sé que me ayudará con el malestar; por eso es importante la actitud frente a la enfermedad, esa energía que te envía tu familia y quienes están cerca de ti además de la alimentación que recibe tu cuerpo ya que es alimento para el organismo.

Si tienes a algún familiar o conocido que está en la clínica no te olvides de orar por él, por su salud, bienestar físico y emocional también por la familia, por los tuyos y porque Dios le de pronta sanación y los acompañe en cada momento.

·         Sáname, Señor, y seré sanado;
sálvame y seré salvado,
porque tú eres mi alabanza. Jeremías 17:14